Últimamente son muchas las noticias que leemos relacionadas con jóvenes prodigios del atletismo con marcas más propias de adultos que de niños. El pasado mes de mayo, una niña italiana de 7 años conseguía el récord europeo en 10K corriendo en 44’44» y hasta los 13 años no hay ninguna niña europea que sea capaz de correr más rápido. En 2017, un niño de 9 años corría la media maratón de San Diego en 1h33, es decir, tiempos no aptos para muchas personas que entrenan a diario. La eterna pregunta en estos casos es siempre la misma, ¿tiene sentido semejantes marcas a edades tan tempranas en distancias demasiado largas para estos niños? ¿Están condicionando su crecimiento con entrenamientos no aptos para su edad?
Hoy os traemos un ejemplo de un joven atleta noruego, tierra de los conocidos hermanos Ingebrigtsen. Sondre Nordstad Moen es otro de esos ejemplos de niños que ya desputaban cuando eran muy pequeños, hasta el punto de correr los 10 kilómetros en 36 minutos y 28 segundos con tan solo 12 años. Eso quiere decir una media de 3’39» por kilómetro, algo sobrenatural para un niño de esa edad.
Foto: Mikkel Gisle Johnsen
Sus marcas 15 años después
El niño ha crecido y hoy Sondre tiene ya 28 años. Lejos de convertirse en un perfecto desconocido con el paso del tiempo, este corredor noruego corrió la media maratón de Valencia de 2017 en 59 minutos y 48 segundos. Muestra de que correr rápido y entrenar duro desde niño no le ha servido sino para rendir al cien por cien siendo adulto.
Más recientemente todos recordaremos la prueba en la que el suizo que entrena entre africanos, Julien Wanders, conseguía su primer récord mundial en los 5 kilómetros de Mónaco. Wanders completaba el recorrido en 13 minutos y 29 segundos,sólo un segundo menos que el récord anterior de 13’30″, y ocho segundos por delante del segundo clasificado, qu no era otro que el noruego Sondre Moen (13’37″).
Foto: Mikkel Gisle Johnsen
