5 estados emocionales de un triatleta a principio de año

La verdadera cuesta de enero es la que vivimos muchos deportistas estos días. Enfrentarse a los últimos coletazos de la Navidad, el comienzo de un año nuevo, los nuevos propósitos o el acecho de las primeras competiciones y objetivos del año supone todo un reto para nosotros.

Por eso es normal que estos primeros días del año un triatleta se vea las caras con un torrente variado de estados emocionales y no necesariamente en el orden en el que nosotros te los contamos.

Y tú, ¿has pasado por todos ellos ya?

El remordimiento

Con la llegada de un nuevo año es casi inevitable que todos hagamos balance de nuestras vidas y reflexionemos sobre las cosas que queremos cambiar.

Es justo en ese instante cuando un triatleta empieza a arrepentirse de todos los «excesos» que lleva en Navidad. Los turrones, cervezas o aperitivos de estos días empiezan a causar ese daño psicológico del que nadie hablaba, pero todo el mundo sabía que llegaría.

«¿Por qué?», «¿Qué necesidad tenía yo?», «Mira en lo que te has convertido» y todas esas reprimendas varias que nos hacemos a nosotros mismos por haber disfrutado un poquito la vida.

cena navidad
Foto: Envato Elements

La determinación

Lo siguiente es tomar decisiones. Suelen ser drásticas y tienen como fin eliminar por completo cualquier rastro de pecado de nuestras vidas. Adiós a los dulces, la copita de vino o la cervecita con el aperitivo.

«Ya es hora de ponerme serio». Es momento de dejar de lado esos «excesos» y centrarse en lo importante: entrenar y cuidarse lo máximo posible.

Hasta que llegan los Reyes Magos y lo vuelven a joder.

La vida es muy corta como para quedarse con ganas

Cuando creíamos que lo teníamos todo bajo control de nuevo, vuelven las celebraciones con el día de los Reyes Magos. Y vuelve la mesa a llenarse de aperitivos y caprichos tentadores de los que no disfrutamos cualquier otro jueves del año.

Claro, uno no es de piedra, por mucho que se empeñe en hacerse el fuerte. Así que acaba resignándose a las circunstancias y repitiendo esa frase de «la vida es muy corta como para quedarse con ganas».

Además, si tenemos todo el año para entrenar y competir, ¿por qué no vamos a permitirnos ahora un poquito de libertad? Es pronto. Tenemos por delante tenemos doce meses para darnos toda la cera que queramos y, si no nos lo tomamos con calma ahora, en unos meses estamos quedamos.

La dosis de realidad

Y cuando parece que todo era maravilloso, llega el primer lunes «de verdad» del año, nos damos cuenta de que la Navidad ha pasado y que la vida vuelve a su cauce normal.

Ya no hay fiestas, ni reuniones familiares, ni regalos. Lo que hay son unos cuantos kilos de más y menos facilidad para sacar un entrenamiento adelante. Maldición, al final se nos fue de las manos.

De repente nos damos cuenta de que faltan apenas unas semanas para los primeros objetivos del año: ese duatlón o ese 10K que teníamos entre ceja y ceja está al caer y no vamos a estar a la altura. ¿Y ahora qué?

Le faltan horas al día

Entonces es cuando sale a relucir el verdadero triatleta que llevamos dentro. Cuánto más duras son las adversidades, más fuertes somos nosotros.

giant revolt gustav iden
Foto: Youtube // Gustav Iden

¿Hemos cogido unos kilos demás? No pasa nada. ¿Hemos perdido algunos entrenamientos importantes y algo de nuestra forma? Tampoco. Nos hemos permitido desconectar un poco, disfrutar la vida, recargas las pilas y ahora nada ni nadie va a poder con nosotros.

Es momento de coger la temporada 2022 por los cuernos y ponerse manos a la obra. Preparaos porque le van a faltar horas al día para entrenar.

Fuente

X